CARA A CARA / Habla el 'cerebro' de los urbanistas.

El Mundo / El Dia de Baleares
24, 25
3.1 Ord. Territori i M. Ambient
Illes Balears
Luís Antonio Corral Juan
27/01/2008

Apenas cinco promotores acaparan todo el suelo en torno a los pueblos de Baleares

El turismo europeo de masas nació en la playa del Arenal, nos jugamos mucho en su plan de rehabilitación. - El edificio de Gesa puede convertirse en una sede institucional, un hotel o un bloque de oficinas, pero no en un centro cultural. - El Moll Vell parece un Polígono industrial, hay que llevarse toda esa actividad detrás del Dique del Oeste.

El decano muestra orgulloso la joya de la Corona del Colegio de Arquitectos: el antiguo palacete del marqués de Palmer, remodelado como sede de la institución. «Apostamos por el casco histórico cuando nadie lo hacía, y el tiempo nos ha dado la razón», explica Luis Corral (Palma, 1951), que está al frente de la entidad desde 2003. Sobre la impresionante biblioteca, la sala de reuniones se asoma al Parc de la Mar. Un lugar privilegiado para hablar de la Bahía de Palma y del futuro urbanístico de la ciudad.


–¿Qué consejo le daría a Aina Calvo para que Palma sea una ciudad más habitable?

–Durante la campaña tuvimos un encuentro con ella, me gustó su ilusión y empuje. Lo importante es que haya una idea global de ciudad. Palma se ha ido parcheando: ahora toca la Fachada Marítima, ahora la Cuña Verde, ahora el puerto... pero no ha habido una idea global ni una planificación adecuada.


–¿Le parece bien que Cort vuelva a replantear todo el diseño de la Fachada Marítima?

–Es necesario abrir el debate. Cada vez que se ha tocado el proyecto de la Fachada ha sido para ir a mejor. Juan Busquets hizo un magnífico plan que abre la ciudad al mar. Esto ha permitido que la autopista del aeropuerto tenga su continuidad en la Vía de Cintura, en vez de incrustarse en el Paseo Marítimo, que así podrá convertirse en un bulevar, un espacio amable. Pero en cuanto a los elementos edificatorios, había una composición excesivamente rígida y encorsetada, que hubo que modificar para ubicar el Palacio de Congresos.


–Calvo quiere transformar ahora la zona en un gran parque, aunque Rodrigo de Santos advirtió que será el más caro de toda España.

–Las zonas verdes no son espacios caídos del cielo. Palma tiene una gran carencia de zonas verdes, pero no precisamente en la Fachada Marítima. ¿Vamos a insertar ese parque que tendrán que pagar los ciudadanos en primera línea de mar, precisamente donde el suelo es más caro? Habrá que planteárselo.


–¿Le gusta el Palacio de Congresos diseñado por Pachi Mangado?

–Fui miembro del jurado y puedo decir que el debate final duró muchas horas, porque había proyectos de gran calidad. Personalmente, ¿era el que más me gustaba? No. Pero Mangado tiene una experiencia extraordinaria y supone una garantía. Ganó quien tenía que ganar. Lo importante es que el Palacio de Congresos arranque de una vez, eso es vital para empezar a hablar de desestacionalización turística.


–¿El de Gesa es un edificio singular situado en el peor sitio posible?

–Corresponde a los estertores del movimiento moderno, del que apenas hay muestras en Palma. No es una obra de arte ni un Bien de Interés Cultural (BIC), sino un edificio catalogado. El Colegio ni siquiera pidió su catalogación, nos limitamos a pedir a los responsables de Patrimonio que estudiaran si el edificio tiene valores que justifiquen su protección.


–Parece la peor puerta de entrada a la ciudad para los visitantes.

–Cuando se construyó aquello no era la entrada, porque no existía el aeropuerto, sino el culo de la ciudad. Aquel edificio no se hizo para estar solo, sino como un banderín de enganche de la ciudad contemporánea que no llegó nunca. Por eso parece más grande de lo que es: tiene un problema de escala porque está en un lugar en el que no existe nada.


–¿Qué uso le daría?

–Yo no creo en su uso como edificio cultural, porque tiene muchos miles de metros cuadrados. Tiene que ser un edificio vivo, no un fósil que, una vez protegido, encima le cuesta dinero a la ciudad. Hay que rentabilizarlo. A Rodrigo de Santos le propusimos transformarlo en el hotel que reclamaba la Conselleria de Turismo como complemento al Palacio de Congresos. Como sus plantas son absolutamente diáfanas, su estructura te permite hacer un hotel, un edificio de viviendas o una sede institucional.


–¿Es partidario de construir en el Moll Vell el Teatro de la Ópera encargado por Matas?

–No, era un dislate. Ahora todas las ciudades quieren tener su Guggenheim. Pero nosotros tenemos una magnífica Catedral y un borde de mar que ya quisieran en Bilbao. La ciudad ha apostado por un elemento emblemático, el Palacio de Congresos, y todos los concursantes tuvieron claro que ese edificio nunca podía ser competencia de la Seu. Ahora, de la noche a la mañana, nos aparece un florero iluminado [el Teatro de la Ópera] en medio de la Bahía, que pretende dislocar todo eso.


–¿Qué haría con la ampliación del puerto de Palma?

–Ya durante el primer Pacte de Progrés, cuando Triay planteó una nueva ampliación del Moll Vell, desde el Colegio propusimos trasladar toda la actividad portuaria al otro lado del Dique del Oeste. Nos dijeron que es muy caro porque hay mucha profundidad. Se ha reformado el puerto de Bilbao, el de Valencia, el de Barcelona... ¿Es que el de Palma no se lo merece? La Cámara de Comercio sigue apostando por situar los transatlánticos aquí, pero entendemos que estos buques, que son como edificios de 12 plantas, no pueden estar delante de la Catedral. Tiene que desaparecer esa imagen de Polígono industrial. Parece que al final los cruceros se quedarán en el muelle de Pelaire. ¿Cómo vamos a traer hasta el centro a los turistas de cruceros? Pues qué mejor lanzadera que el tranvía que recorrerá toda la cornisa.


–¿El transporte del futuro para Palma es el Metro, el tranvía o la bicicleta?

–Aquí hay tradición de ciclismo, pero Palma es una ciudad accidentada. No podemos pretender que se convierta en Amsterdam. Hay que apostar por el transporte público, que actualmente es caro y escaso. El problema es que Palma es una ciudad desparramada, nada compacta, con un único polo de atracción, el casco histórico.


–Entonces, ¿nos quedamos con el Metro o con el tranvía?

–El proyecto de ese ferrocarril que recorrerá la Fachada Marítima tiene todos los visos de ser un elemento dinamizador, con un gran atractivo y un coste relativamente pequeño. El Metro me parece un magnífico servicio público, muy adecuado para las zonas más pobladas. ¿Lo de la UIB es un Metro, un tren, un tranvía o un elevado? Porque lo tiene todo: va por debajo, por arriba y por enmedio. No me parece una apuesta errónea, al margen de los problemas que han surgido.


–¿Qué haría con el Arenal?

–Nos jugamos muchísimo en el plan de rehabilitación integral de la Bahía. El turismo de masas europeo se inventa en la playa del Arenal de Palma, de ahí salen los fenómenos de la Costa del Sol, Canarias y Andalucía. Y el Arenal debe volver a tener ahora la bandera de la vanguardia, porque se trata de la primera apuesta realmente seria por la reconversión de un territorio obsoleto. Tenemos un punto de partida extraordinario, porque todas las instituciones se han implicado. De la próxima reunión del jurado saldrá el proyecto ganador del concurso de ideas.


–¿Las áreas de reconversión directa del Plan Territorial de Mallorca son potenciales ‘pelotazos’ urbanísticos?

–Digamos que la inmensa mayoría son excusas para urbanizar. Según las Directrices de Ordenación Territorial (DOT), las áreas de reconversión deben servir para revitalizar territorios degradados, trasladando parte de su edificabilidad a zonas medioambientalmente inocuas. ¿Dónde tiene más sentido que en la Playa de Palma esta filosofía? Pero lo que hace el Plan Territorial es meter más urbanización en el Arenal a cambio de comprar un teatro en Llucmajor y poner bonito el puente del tren antiguo. Y en Campos se pone otra área de reconversión que crea varios cientos de plazas residenciales a cambio de comprar una vaquería. Que la compren con los impuestos. El área de s’Ullal y quizá la de Alcúdia pueden tener sentido, pero las otras no responden al objetivo marcado por las DOT.


–¿Cuánto puede costar un ático en el Paseo Marítimo de Palma?

–No tengo ni idea, pero muy por encima del millón de pesetas por metro cuadrado.


–¿Y eso no es una locura?

–Le puedo enseñar lugares en los que es más caro.


–¿Se le ocurre alguna receta para acabar con la especulación urbanística que ha hecho que se dispare el precio de la vivienda?

–Sí, es muy fácil. Todas las leyes del suelo estatales han dicho que querían luchar contra la especulación, que es un fenómeno casi español, pero ningún Gobierno ha creído realmente en combatirla. La Ley del Suelo del 56, aprobada en plena autarquía, planteaba un impuesto progresivo sobre los solares que no se edifiquen. La Ley socialista del 82, que luego se declaró inconstitucional, permitía a los ayuntamientos expropiar a mitad de precio los solares en los que no se haya construido. Pues bien, no se expropió ni un solar en toda España. La del 98 hecha por el PP declaraba edificable todo el suelo de España al considerar que el suelo urbano es caro porque es muy escaso. Ha sido un desastre, porque ha provocado una edificación masiva y los precios no han bajado. Y la Ley actual, aprobada el año pasado, es muy tímida.


–Entonces, ¿su receta?

–Es muy fácil. La sociedad necesita el suelo urbano para vivir, por tanto es una cuestión de interés general. Si sólo se puede cambiar la clasificación del suelo que es propiedad de la Administración, la especulación se ha acabado: compra el suelo rústico al precio de rústico, luego lo clasifica y lo saca al mercado. Es la fórmula que se emplea en el Reino Unido, en los países nórdicos o en Estados Unidos.


–¿En Baleares tenemos muchos ‘poceros’?

–No, alguno que otro.


–¿Y alguno de ellos va a hacer un gran negocio con la ‘Ley Carbonero’ que prevé recalificar suelo rústico para hacer VPO?

–Posiblemente. Aunque los promotores, que en un principio se mostraron entusiasmados con la idea, cuando se empieza a definir se muestran contrarios porque se ven excluidos. La mayoría, otros no.


–¿Cree que las principales promotoras ya han acaparado el suelo rústico para beneficiarse de esa Ley?

–Muy pocos promotores, que se pueden contar con los dedos de una mano, tienen casi todo el suelo en torno a los núcleos de población. Desde el Colegio pedimos que no se recurra al suelo rústico, hay que intentar por todos los medios utilizar el suelo urbanizable y urbano, aunque sea caro. Y sé que la Conselleria está actuando en esta dirección.


–¿El ‘ladrillo’ va a dejar de ser un refugio para el dinero negro como consecuencia de la crisis del mercado inmobiliario?

–No sólo el negro, en el ladrillo se ha refugiado el dinero de casi todos, porque el negocio inmobiliario es la inversión más rentable en España. Ahora parece que las cosas van a normalizarse. Lo de ‘compro hoy y mañana me va a valer un 50% más’... eso se va a acabar.


–Cuando se quiere decretar una moratoria urbanística, ¿es bueno pregonarlo durante semanas antes de aprobarla, como ha hecho el Pacte?

–Evidentemente no, pero en un gobierno formado por seis partidos es muy difícil mantener las cosas en secreto. Aunque eso pasa con la derecha y con la izquierda. Cuando más se disparó la edificación en Mallorca, con unos niveles de visados extraordinarios, fue cuando transcendió que se iba a aprobar el segundo decreto Cladera, que elevaba los requisitos para hacer apartamentos turísticos.


–El Colegio formó parte del jurado de Can Domenge. ¿No les llamó la atención que se fijara un precio máximo de 30 millones de euros, muy por debajo del valor real de los terrenos?

–El Colegio intervino cuando una parte de nuestros colegiados que querían presentarse al concurso nos empieza a decir que hay cosas raras. Pero no es un concurso de arquitectura, sino de enajenación de un bien público, que iba acompañado de un tema edificatorio. No es lógico que se fije un precio máximo. Hay casos, pero cuando hay una finalidad clara. Por ejemplo, para hacer viviendas baratas regulando su precio.


–En este caso, se trata de hacer viviendas de lujo.

–Sí. Desde el Consell nos dijeron: ‘Es que estamos buscando el mejor de los proyectos’. Entonces advertimos que las bases del concurso no estaban diseñadas para buscar la calidad arquitectónica. En la mesa de adjudicación sólo estaba prevista la presencia de un arquitecto, funcionario de la casa. A partir de ahí, mantuvimos conversaciones con el Consell y pusimos una serie de condiciones. Al final, se llegó a un acuerdo para primer los aspectos estrictamente arquitectónicos, que fueron valorados por un jurado. Pero la decisión final correspondió a la mesa de adjudicación. Nadie ha cuestionado que el proyecto elegido por el jurado sea el mejor. Y hay una cosa cierta: aquel a quien decían que estaba dado el concurso no es el que ganó.


–¿Qué superficie debería tener una vivienda para cuatro personas?

–Hoy en día eso es una familia muy grande. Digamos entre 100 y 120 metros cuadrados. Aunque posiblemente funcionaría mejor con 180.


–Para eso hay que pagar una hipoteca durante varias generaciones.

–Es que ese discurso es erróneo. Yo pago una hipoteca, pero he vivido de alquiler hasta los 40 años. Como la inmensa mayoría de los ciudadanos europeos. Aquí parece que si no tienes un piso en propiedad eres un tirado. Hay que apostar por la vivienda pública en régimen de alquiler, que permite una movilidad si mañana me tengo que ir a trabajar a otra ciudad.


Luís Antonio Corral Juan es Decano del Col·legi Oficial d´Arquitectes de les Illes Balears.